Basada en una historia de Walon Green y Roy N. Sickner, reescrita por el propio Green y Sam Peckinpah, ‘The Wild Bunch’ fue una respuesta airada a la estética pasteurizada de los westerns en la TV estadounidense. Desde el lanzamiento de la serie Hopalong Cassidy en 1949, considerado el primer western de la televisión, el género había ascendido a los primeros lugares de audiencia. Para 1969, cuando se estrenó The Wild Bunch, había no menos de 15 westerns horario estelar en la pantalla chica, sin contar los muchos shows que se emitían en sindicación en canales locales. Los vaqueros eran los reyes de la TV.
Hollywood había emergido del “verano del amor” de 1968 y pronto conocería el lado trágico de la euforia hippie con el asesinato en 1969 de la actriz Sharon Tate a manos de integrantes de seguidores de Charles Manson. Ese Hollywood paranoico de 1969 que retrata Quentin Tarantino en su nueva película Once Upon a Time in Hollywood (2019) es el mismo en el que se estrenó The Wild Bunch.
» Los westerns lucían desfasados, anclados en unos valores pretéritos ya superados.»
Que también fue el año en el que se estrenó Easy Rider y Midnight Cowboy. En 1969 se tambaleaba el viejo sistema de las estrellas de Hollywood. Géneros como los musicales y estrellas a la vieja usanza, como John Wayne o Doris Day, se asociaban con valores conservadores. Es una época de transición, como lo demuestra el personaje de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) en Once Upon a Time in Hollywood: un actor de westerns televisivos cuya carrera está estancada y decide probar suerte en westerns de bajo presupuesto en Europa. Como fue el caso de Clint Eastwood y Lee Van Cleef, entre otros, quienes marcharon a Italia para trabajar a las órdenes de Sergio Leone en varios memorables ‘spaghetti westerns’.
Estrellas de los Western de televisión de 1959
Filmados en estudios y en locaciones exteriores cercanas a Los Ángeles, California, los westerns televisivos seguían casi siempre la misma fórmula de buenos contra malos, con trajes de colores vívidos, peinados actuales y rasuradas diarias. Cualquier conflicto era resuelto al final del episodio y los héroes eran modélicos, sin áreas grises ni conflictos morales.
«En 1959 hubo 30 westerns en la programación de las tres grandes cadenas»
Era entretenimiento eficaz y familiar, que conseguía lo que se proponía. Títulos emblemáticos de esa época son: Bonanza, Maverick, Wagon Train, Cheyenne, Bronco, Laredo, The Big Valley, Rawhide, Wanted Dead or Alive, Wyatt Earp, The Lone Ranger, Branded, The Roy Rogers Show, Cimarron Strip y Hondo, entre otras. Según pbs.org, en 1959 hubo 30 westerns en la programación de las tres grandes cadenas estadounidenses. “Los westerns capturaron ese mito estadounidense, manteniéndolo vivo y en marcha”, explicó en cierta ocasión el actor Adam West (‘Batman’).
Esa popularidad de las series de vaqueros había cedido terreno a los shows de policías y detectives a finales de los años 60, pues los contenidos contemporáneos y urbanos conectaban mejor con los jóvenes estadounidenses. En un país inmerso en las protestas contra la guerra de Vietnam, la violencia racial, el movimiento feminista y la reivindicación de los derechos civiles, los westerns lucían desfasados, anclados en unos valores pretéritos ya superados.
Brian Keith con Spike en The Westerner (1960)
Sam Peckinpah conocía bien ese mundo, pues su primer guión para un western lo escribió en 1957 para la serie Tales of Wells Fargo. A este trabajo seguirían libretos para otras series del mismo género, como Trackdown, Have Gun Will Travel, Pony Express, Tombstone Territory, Broken Arrow y Man Without a Gun. Pero hubo tres series de pistoleros que centraron su atención y para que escribió más historias: Gunsmoke, The Rifleman y The Westerner (que ayudó a crear y para la que también fue director). Durante tres años, de 1957 a 1960, Peckinpah se ganó la vida escribiendo westerns para la televisión. Conocía la bestia por dentro y aprendió lo que debía hacer para reinventar el género.
Famoso por su carácter conflictivo y rebelde, Sam Peckinpah fue despedido de muchas películas su renuencia a ceder y aceptar imposiciones. La crítico Pauline Kael dijo de él en 1999, en una retrospectiva de la obra de Peckinpah: “Cuando estaba haciendo películas, algunos de nosotros sentíamos como si estuviéramos viendo un accidente en movimiento”. Peckinpah se saboteó a sí mismo y dinamitó muchos puentes con Hollywood, pero en ‘The Wild Bunch’ se alzó sobre las convenciones tanto estilísticas como temáticas del western. Fue su obra maestra… después, las películas de vaqueros no volverían a ser las mismas.